Verde que te quiero verde

Por Candelaria Saldaño Vicente

En el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española, el jueves 28 de marzo pude disfrutar de Verde que te quiero verde.

V.Q.T.Q.V. es una producción teatral que presenta la Comedia Cordobesa actualmente en el Teatro Real, en Córdoba Capital. Esta obra forma parte de un homenaje especial a Federico García Lorca (poeta, dramaturgo, y prosista español) y a su grupo La Barraca; con fragmentos de algunas de sus obras, tales como: “Yerma”, “El retablillo de Don Cristóbal”, “La casa de Bernarda Alba”, “Doña Rosita la soltera” y poemas del “Romancero Gitano” y “Poeta en Nueva York”.

Estando ahí, el tiempo voló. Me olvidé de que estaba en un teatro, sus actuaciones fueron impecables. Todos/as los/las actores/actrices pudieron destacarse en escena. Con una mirada presente, con mucha fuerza. Los/las espectadores pudimos ver como esas miradas acompañaban  el sentido en que se ejecutaban cada una de sus acciones.

Las palabras prolijamente pronunciadas, la dicción, todo hacía parecer que cada uno/a de los/las actores y actrices hubiesen nacido en las épocas en las que los textos fueron publicados. El manejo formal de cada palabra pronunciada le daba un ritmo especial a cada frase, haciendo que me trasladen como en un viaje en el tiempo.

Estos/as actores/actrices, se desplazaban en escena en un recorrido casi ceremonial. En los momentos en que estaban sin aparente movimiento, sus cuerpos parecían vibrar tan presentes como la naturaleza misma.
El grosor semántico de las voces eran tan fuertes que eclipsaban el sentido de todo. Las voces, como partes intangibles que hacen y componen, fluían con firmeza; era una demostración sensible sobre lo que hacían, como si en cada escena descubrieran en carne propia el verdadero sentir de aquellos personajes. Parecía mágico.

Si bien todas las actuaciones fueron fantásticas, me gustaría destacar ciertos detalles: Quienes han podido ver esta obra, ¿Pudieron apreciar con qué calidad y fluidez Lucia Nocioni se desenvolvía con sus castañuelas? O ¿cómo Silvia Pastorino encarnaba a Yerma? ¡Ese brillo en los ojos es espléndido y conmovedor! ¡Ella realmente fué Yerma!. A su vez, Adrian Azaceta hizo una semejante María Josefa en escena: ¡emocionante!. Luis Torres, con dos personajes: majestuoso; ese temple es admirable. ¿Y Diana Lerma? ¿Escucharon esa voz? Bendita sea, parecía que estuviésemos escuchando a alguien salido de una ópera clásica.  Patricia Rojo no se quedó atrás. ¡Usó una máscara, y con sus ojos parecían atravesarla!, no olvidemos del modo en que exclamó sus verdades como la criada. Tremenda. Y por último, pero para nada menos importante, Giovanni Quiroga: ambos personajes, el poeta y Doña Rosita. ¡WOW! Ese sentir y esa voz estruendosos. Chapeau.

“El delicioso lenguaje de los muñecos” ¡Qué parte estupenda! ¡Y esas máscaras! ¡Ni hablar!.

El lenguaje general de esta pieza teatral se apodera de los cuerpos logrando representar con respeto las palabras de Lorca. 


Si tienen la oportunidad de ir a verla, ¡Vayan!.



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