ELISEO FUNES

Por Candelaria Saldaño Vicente.

El domingo 22 de septiembre tuve el gusto de ver esta pieza teatral con la actuación de Adrián Azaceta y dirigida por Gonzalo Tolosa.

Eliseo Funes nos cuenta su historia a través de un sinfín de pensamientos y cuestionamientos propios. Cuestionamientos humanos. 

Como si nada más pasara fuera de ese lugar, nos relata una historia con tantas temporalidades como la vida misma, aunque con la sensación que el tiempo está suspendido. Nos va llevando por muchos lugares, contando sobre muchas personas, juega constantemente con nuestro imaginario y nuestras emociones.

Es un recorrido efímero y singular. Nos plantea un aquí y ahora a través de su experiencia y casi a modo de reconstrucción meticulosa de lo que él cree que sucedió o pudo haber sucedido.

Esta obra propone que el/la espectador/a sienta y como consecuencia comprenda. Una manera más de acompañar al actor en escena. Lo principal está en las emociones que genera Eliseo y como va transitándolas.

Sobre la historia... Es conmovedor ver cómo el esfuerzo de una persona que no quiso ser padre intenta ayudar a sus hijos....Y no lo logra. Me conmovió ver como él relataba sobre el cuaderno de su hija y todo lo que no pudo decirle.

El relato y el modo en que es exteriorizado, distinguen detalles de lo cotidiano y a su vez facilita la dinámica en la que se ve envuelta el acontecimiento escénico. El modelo narratológico, entonces, se funda en la escena misma. Nos atraviesa a los/las espectadores/as de una forma ÚNICA. 


¿Qué es lo representable y que no lo es? ¿A cuántos actores se les permite ser y no ser en escena más allá de lo teatral? ¿Por qué este recorrido tan conmovedor suscita mayor atención de la que tiene? Y otras tantas preguntas a resolver...

Por esto es que en el labor de Adrián Azaceta, podemos observar un trabajo a conciencia sobre la sensibilización corporal; que es necesario y que juega con el/la espectador/a.
A su vez, es muy importante el admirable trabajo hecho sobre las entonaciones, gestos y miradas. Sensaciones que se generaron desde la forma en que se decían ciertos momentos no reducibles a la palabra. Algo establecido más allá de lo escénico, que interpela constantemente a quien está espectando. La retórica del cuerpo y los gestos codifica la expresión emocional que nos transmite a través de sutiles sentimientos o ideales no dichos por Eliseo. 

Nos lleva por un recorrido emocional excepcional, a través de la historia que nos comparte...Compartir. Esta persona nos cuenta su día a día como si fuésemos sus invitados/as, sus amigos/as. Nos habla del amor y el dolor. Del miedo. Del miedo que nos atraviesa constantemente en mayor o menor medida. Y nos hace ver y re pensar que muchas veces erramos al temer.

Supera la realidad representada por la buena calidad de trabajo actoral de quien está en escena, que trabaja bajo una mirada externa muy fina que le permite alejarse y alejarnos de aquella "convención ficcional" a la que nos tiene acostumbrados el teatro en general. De una calidad única e irrepetible, la performance de Azaceta nos deja ver como un actor que se aleja de lo común en la escena para ir hacia lo "común" puede explotar aún más sus habilidades actorales. Felicitaciones Adrián, tu tranquilidad, tu buena energía y tu luz siguen brillando.

Eliseo Funes es volver a prestar nuestro oído, nuestras emociones, escuchar a un amigo que nos cuenta sus alegrías y pesares. Es volver a la tierra y saber contar nuestras bendiciones. Es poder quedarnos y no permanecer ajenos. Repensar qué nos sucede y poder ver la necesidad de estar aquí y ahora.

Si tienen la oportunidad de ir a verla... ¡Vayan!.



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