TRÍLOGO FILLOY
El jueves 18 de abril del corriente año pude ver Trílogo Filloy. Actualmente está en la sala Carlos Giménez en el Teatro Real, que presenta la Comedia Cordobesa con dramaturgia de Ariel Davila.
Trílogo Filloy es una versión escénica
y un enlace de tres obras literarias de: Caterva (1939), Ignitus (1971) y L’Ambigù (1982).
Todas pertenecientes al escritor y jurista argentino Juan Filloy (1894-2000).
Esta es una obra compleja. Una pieza teatral de dimensión colosal.
Si se sabe apreciar más allá de lo musical y audiovisual, que no son detalles
menores, podrán advertir y considerar que muchas frases manifiestas en escena
son de alto impacto social, con vigencia en la actualidad.
En la descripción de la obra dice “para mayores de 12 años” aunque
no creo que sea tan así. Es decir, alguien que no está habituado a la lectura,
o tal vez no es de frecuentar regularmente el teatro, en esta oportunidad se va
a encontrar con una grandísima obra teatral que va enlazando 3 diferentes obras
literarias de Filloy, donde a través de esta unión lograron combinar 3 épocas
(los tiempos en las que cada obra fueron escritas) que dio como resultado a una
sola gran historia.
Los/las narractores/actrices mantienen una liminalidad frecuente
con la intensidad que se manejan en escena, lo cual mantiene lo narrativo en
segundo plano por momentos. Aunque trata de contar una misma historia desde una
poética singular, que va directamente vinculada con la expresión de quienes lo
interpretan; se ve interpelada por diferentes recursos escénicos propios del
teatro, como el coro, el canon, la disposición simultánea de distintas escenas,
entre otras; las cuales logran mostrar distintos planos en un mismo tipo de
escritura.
Esta obra demanda ser contemplada según su intención estética y
performática como así también teniendo en cuenta lo dicho y lo no dicho.
Los momentos musicales logran crear instantes de distensión que
consiguen aliviar la atención de quienes espectamos; anunciando quiebres en
escena con tintes de ópera rock en varias voces.
Gracias a esas pantallas gigantescas logré sentirme casi adentro
de ese viaje del cual participaban quienes estaban en escena. El tamaño
predominaba y lograba captar mi atención, haciéndome participe en este viaje en
el tiempo.
Aunque
fue un relato, y en escena no se mostró, no me ví venir el final que tuvo la
historia de Elvirus y Elvira…tremendo.
Lo grato de una obra como esta, es su existencia. Para mi es mucho
más fácil acercarse y asistir a una obra así, que leer a este autor
directamente. Este tipo de obra, previa a la lectura hace mucho más fácil su
entendimiento, porque es sabido que lo vivencial y audiovisual se aprehende con
mayor facilidad que sólo la lectura.
Me gustaría destacar a un actor en particular: ¿Alguien se percató
de cómo Oscar Mercado decía el texto? Habiendo miles de detalles en esa
inmensidad escénica, cuando este actor tuvo su momento, casi a modo de
soliloquio, toda mi atención fue hacia él. Eso habla, no solo de su buena
dicción, la forma de plasmación de voz, del ritmo de las palabras enunciadas,
sino también habla de su presencia en escena. Fue un instante pregnante en el
que su corporalidad y el estallido de su voz, con gran intensidad se volvieron
únicos.
Más allá de conocer o no el material de Juan Filloy, esta obra nos
demuestra que es una buena ocasión para adentrarse con sus textos y comenzar a
leer a este autor.
Si tienen la oportunidad de verla, ¡vayan!
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