Mi nombre es Eva Duarte

 Por Candelaria Saldaño Vicente.

¿Cómo se define lo que no se puede nombrar? ¿Cómo se hace para poner en palabras lo propio del Verbo? ¿Qué hay exactamente en la institución teatral? Todo sucede en el acontecimiento.


El sábado 4 de septiembre tuve el placer y el privilegio de ver Mi nombre es Eva Duarte, con las actuaciones de Eva Bianco y Constanza Albarracin, dirigidas por Maria Belen Pistone, en la sala mayor de El Cuenco Teatro, en barrio Alta Córdoba.


En esta pieza teatral pareciera que su título nos revela demasiado, pero no es así. Nada es así. En su nombre encontramos el corazón de la obra que no devela más de lo necesario, más que el ingenio de la dramaturga y el poder que se encuentra situado en un par de sustantivos propios y como la actriz principal los posee y se empodera. 


Esta puesta en escena cuenta con efectos teatrales que acompañan la dramaturgia en forma titánica. La dramaturgia por sí sola mantiene una estructura ordenada y prolija. Te va preparando de una forma casi imperceptible y cuando menos te lo esperas te estremece hasta los huesos.


Las palabras pronunciadas por la actriz principal funcionan como un entretejido sutil, íntimo y verborrágico que nos demuestran diferentes estados del alma sobre dos grandes mujeres, dos grandes historias: Eva Catalina Duarte y Eva Duarte de Peron. La concretización textual está definida por el trágico final de Evita y la particular situación post mortem de la guía espiritual de la Nación. 


Mi nombre es Eva Duarte cuenta con un definido trabajo escénico sobre la reconstrucción empírica a partir de diferentes voces mediante las cuales Pistone va generando distintas metáforas con gracia, agudeza, sensibilidad y provocación. La obra en sí misma revela la fragilidad y la concepción nacional de un hecho histórico, partes de lo que somos como personas y como ciudadanas/os. 


Y como si con todo eso no bastara, las actrices en escena son Eva Bianco y Constanza Albarracin. En un primer momento podría considerarse que Constanza Albarracin solo es una acompañante de Eva, una asistente y hasta un personaje “secundario”, but no baby. Albarracin se desenvuelve en escena como pocas, demuestra su riqueza actoral y todo de lo que está hecha. Acompaña a Eva, si, pero la acompaña como pocas podrían. Aquí podemos apreciar que Constanza es una de las actuantes más versátiles de las nuevas generaciones de actrices de Córdoba.


Por otra parte, la vieron a Eva Bianco, ¿no? Una hibridez poética de Bette Davis y Joan Crawford en una sola cordobesa pero como ella sola y nadie más. Si decimos que Eva Bianco es actriz, me resulta poco. ¿Cómo se hace para describir esa eximia calidad actoral que le brota por los poros? Eso que solo ella tiene para ofrecer, que lo trabaja; además de lograr involucrar y convidarte estando en escena. Ella, Bianco, que se muestra abierta al público y generosa al acontecimiento teatral, a la escucha y a la espera. Que fluye irradiando destellos, uno tras otro. Que corto me suena todo para describir a esta trotamundos de la actuación y la creación teatral. Gracias Eva Catalina.


Mi nombre es Eva Duarte: obra de teatro. El verbo en el cuerpo. La poética actoral. El poder de la kinestesia del arte sagrado en Córdoba. 



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